domingo, 8 de febrero de 2015

Niñxs en la calle

Arrastrándose,
 se acercan,
se abren paso,
 confundiendo,
 a todo despavorido 
de conciencia,
te hacen creer que también caminan,
para que no veas,
y no sientas.

Tu terquedad mas inhumana,
se reproduce a cada paso que se lo permites,
con algo de esas miserias de monedas, 
sobras,
que no cambian lo egoísta de tu pasado,
que no serán flores en sus presentes de tanto invierno, 
frío, 
con tanto odio, 
con tanto olvido,
que no serán calor cuando el invierno diga: es tiempo de cambiar,
para algunos, tal vez, para ellxs,
injustamente,
no.

Suena ese silbido,
atrevido,
te deja atónito,
demuestra lo equivoco
 de la libertad, 
de la madures que aparentan.

El que lo infunde
no es mas que un vivas inocente
añorando su grandeza,
su entereza en una madurez,
limitada.

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